Hace unos años me planteé que lo que más me llenaba como alma pensante era obtener y compartir información. Eran los días en los que no existía twitter, no existían las redes sociales, ni siquiera había empezado a escribir un blog de tantos intentos fallidos y olvidados en la red, pero me conectaba a mi módem de 56K y era feliz de tener acceso a toda la información del mundo (o eso creía yo dentro de mi ignorancia)
Estuve a punto de empezar a estudiar Periodismo pero gracias a que conocidos me hablaron de la realidad laboral que se vivía entonces (y que no tiene nada que ver con el panorama nefasto actual) reusé estudiar esta carrera y además varias carreras más en las que me auguraban el mismo no-porvenir. Me decanté finalmente por la que parecía que al menos me daría dinero, la informática. No sé si acerté o no, siempre me quedará la duda.
Después de pasar por los cerros de Úbeda vuelvo a la meseta para comentar que me resulta bastante patético el periodismo actual.
En estos días creo que si no fuera por tener cuenta en twitter, estaría viviendo en una realidad paralela, y aún así tengo mis dudas de que no esté viviendo en una ya. Lees un titular en un periódico y tienes que contrastar en otro si no dice todo lo contrario. Entras a fondo en la noticia y no tiene nada que ver con el titular. Te das cuenta de que los titulares ahora no están sólo para remarcar lo importante de la noticia sino que sólo buscan llamar la atención y vender incluso a costa de faltar a la verdad.
¿Pero ésto qué es? ¿Es ésto periodismo? A lo largo del tiempo que llevo dada de alta en twitter, he metido la pata más de una vez, y de dos... por retuitear o hacer mención a una noticia que después resultaba ser falsa o completamente tergiversada. Y no hablo de comentar lo que dice fulanito o menganito, sino de comentar una noticia publicada por algún diario de tirada nacional. Este hecho es lamentable. A mi no me importa pedir disculpas tras meter la pata y haber dado cuerda a un titular de esos sin haber contrastado la noticia, pero es lamentable que ese trabajo de informarme de varias fuentes y contrastar lo tenga que realizar yo y no lo realice un profesional antes de publicar informaciones, injurias u opiniones infundadas.
No sé a dónde nos lleva todo ésto, pero si tuviera que apostar por el futuro de la profesión de periodista no daba ni una peseta.
